lunes, 29 de marzo de 2010

Dulce castigo de entre clases

Como siempre, ella pintarrajeaba en su cuaderno mientras que la profesora de física y química explícaba los dichosos problemas de dinámica...
- ¡Que locura! ¿A qué tio se le ocurriría esto? - pensaba.
- Nhoa, ¿quieres salir a explicarlo tú? Porque por lo que veo, se te da muy bien pintar los sistemas con sus movimientos, fuerzas y todo, ¿no? - decía mientras la clase entera se giraba hacia el pupitre de Nhoa.
- No profesora, estoy dibujando otras cosas porque no me entero de nada y hoy es una de esos días en los que no puedes concentrarte con nada, porque...
- Nhoa - le cortó - ven hija mía ven.
Mientras Nhoa se acercaba a la pizarra se oían crujir los cuellos de los chismosos al girar 180º desde la mesa de Nhoa hasta la pizarra.
- Miro Nhoa, yo también he tenido de esos días cuando estaba en el instituto, y los sigo teniendo. Pero, ¿sabes qué me decían mis profesores? - se compadecía de ella.
- No...
- Acércate - dijo rizando el dedo. Cuando ya Nhoa estaba lo suficientemente cerca como para poder susurrarle al oido dijo - Al despacho del director - susurró.
Nhoa no dijo nada, tan sólo cogió sus cosas y se fue al despacho de la directora, más bien dicho.
Al llegar allí el olor de muebles antiguos impregnaba la habitación, le pareció extraño que la directora tuviera unos 30 y pico años y que nunca la hubiera visto.
- Nhoa, me han llamado la atención más de una vez por tu falta de interés y concentración...
- Sí, señora directora - asentía.
- Debes saber que bla bla bla bla bla, bla bla bla bla bla. ¿Bla bla bla bla bla bla bla? Bla bla bla bla. ¿Bla?
- Sí, señora directora.
- Bla bla bla. Bla bla bla bla, bla bla. Bla bla bla bla bla, bla bla bla bla bla... ¡Bla bla bla bla!
- Sí, señora directora.
- Bla bla bl... ¡Bla bla bla bla blaaa!
- Sí, señ...
- ¡Nhoa, no me estás escuchando! Nunca antes me había sacado alguien tanto de mis casillas, o sí, y justo hace media hora. Tira para la sala esa a aburrirte y a pensar en lo que haces, y no hables con el compañero que habrá enfrente tuya. Estarás siendo vigilada - se había cabreado demasiado.
Nhoa pasó a la sala esa tan cutre donde había sillas una en frente de otras y en medio una mesa de madera roñosa con la típica profesora con moño de vieja medio dormida por el aburrimiento. (¡Qué americanada!)
Se sentó en una silla cualquiera, resultó se justo la de enfrente del chico del que le había hablado la directora.
- Hola - susurró.
- Hola - dijo ella.
- Llevo aquí treinta minutos de los cuales 25 a estado esta tia dormida.
- Hahahahaha - comenzó a reirse pero a la mitad de ésta bajó el tono por miedo a que se despertara la vigilanta, que emitió un ronquido.
- Jijiji, baja el tono - rió él.
He de admitirlo, el chico era muy mono y, encima, gracioso.
El chico se levantó lentamente, muy lentamente y, poco a poco, se sentó al lado de Nhoa.
- Mi nombre es Charlie.
- Chaaaaaaarrr... - rió ella.
- ¿Qué?
- Nada, nada... - rió para sus adentros - mi nombre es Nhoa.
Sonó el timbre
- Mierda, ahora que lo estaba pasando bien... - dijo Char - supongo que nos veremos más por aquí.
- Bueno yo es la prim... - calló - Por su puesto, yo paso mucho por aquí están todo el día metiendome aquí.
- Jajaja, yo es la primera vez que entro aquí pero creo que coincidiremos más veces -sonrió
- Mierda, la he cagado - pensó Nhoa. - Claro que nos veremos - le dijo.
- Me voy si no quiero que me echen de nuevo, ¡adiós!
- Adiós...
- ¿Por qué la cagaré tanto? El corazón me va a 100 por hora, quiero volver a verle. ¡Estoy que exploto! ¡Y nunca en la vida me había gustado tanto ésta sensación!

(Por fín se desveló el nombre de Ella kukukukuku)