lunes, 18 de enero de 2010

Agreguémosle azúcar


- ¡Hola! - le saludé con sonrisa nerviosa
- ¡Hola! - puso mucho impetu en el saludo - vaya ehm... te veo extraña.
Mierda, lo sabía.
- Estás muy graciosa con esos pelos y vestimenta, cada día me sorprendes más - dijo entre risillas.
Vaya, me ha sorprendido, me imaginaba otra cosa.
- ¿Quieres un café? - me invitó.
- Bueno, la verdad es que... - no me dejó terminar
- Un café como le expliqué antes, camarero - pidió levantando la mano a modo de llamada de atención.
¿Como le expliqué antes? ¿Qué tenía entre manos?
- Tome señorita - dijo el camarero mientras me ponía por delante el café.
Lo miré con detenimiento, parecía normal... excepto por la espuma con forma de corazón que flotaba por encima del café. Tenía el corazón a punto de estallar cuando...
- ¿Te gusta? - dijo impaciente - bueno, no es para que te quedes todo el rato mirándolo...
- Es, es, es, es... es precioso - ¡Mierda! no podía temblarme más la voz...
-Bueno yo es que... quería decirte una cosa - me susurró cabizbajo.
El suave contacto de sus labios con mi oreja me puso los bellos de punta.
- Di, di, dime - seguía vacilando mi voz.
- Bueno, llevo toda la mañana esperándote. Sé que frecuentas mucho esta cafetería...

2 siropes derramados:

Dani D Peto dijo...

lo sabia!! (H)

Anónimo dijo...

¡Genial!...Sigue escribiendo recetillas por aquí, que me encantan y siempre me arrancan una sonrisa :) (Sí, ya me he parado a leer este blog detenidamente xD).

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